Por: Sergio Rodríguez Gelfenstein
Según Noam Chomsky, la
guerra contra el terrorismo, de acuerdo a lo que se define en altas esferas del
gobierno de Estados Unidos es la “lucha contra una
plaga, un cáncer esparcido por bárbaros, por ´depravados enemigos de la
mismísima civilización`”.
El terrorismo
se constituye así tanto en el ámbito interno como en el mundial, como una vía
abierta a todo acto violento e intimidatorio, aplicado sin reserva o
preocupación moral alguna. Los fines buscados por esta forma de
"guerra" no convencional pueden ser políticos, religiosos, culturales
y la toma del poder por un medio totalmente ilícito. En su sentido más amplio,
el terrorismo es la táctica de utilizar un acto o una amenaza de violencia
contra individuos o grupos para cambiar el resultado de algún proceso político.
Ahora bien, puede ser definido de manera más específica como el uso coercitivo
de la violencia. Sin embargo, hay que decir que no se ha hecho una definición
única de terrorismo, incluso en el período de la guerra fría se comenzó a
hablar de “terrorismo de Estado” como aquella acción violenta organizada por
estos y ejecutada desde sus aparatos de inteligencia.
Esta definición dio origen, durante
el gobierno de Ronald Reagan a la idea que transformó la guerra contra el
terrorismo en el eje ordenador de la política exterior de Estados Unidos. Sin
embargo, la respuesta fue en sentido contrario, se creó una “extraordinaria red
terrorista internacional, de una dimensión totalmente novedosa”, lo cual ha
generado crueldades generalizadas en toda la superficie del planeta como afirma
Chomsky.
Al finalizar la guerra fría, la política de
la única potencia mundial se vio forzada a abandonar los métodos clásicos que
aplicó en el marco del mundo bipolar y los sustituyó por otros que sin embargo
perseguían el mismo objetivo: preservar mercados y fuentes de materias primas,
incrementar las ganancias monopolistas, impulsar y reforzar el capitalismo y
garantizar su posición económica, política, ideológica y estratégico-militar.
En este marco la acción ejecutada el
11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos por presuntos terroristas árabes,
se hizo aparecer como la respuesta en el nuevo siglo, a las acciones de Estados
Unidos a lo largo de años en que era habitual el uso continuo de la fuerza en
todo el planeta.
Esta
política originó la formación de movimientos que se manifestaban contra la
actuación de Estados Unidos, algunos de ellos, ante el cierre de las
posibilidades democráticas de participación política, principalmente en países
periféricos, comenzaron a utilizar acciones armadas como forma de expresión de
sus ideas con el deseo de provocar un cambio en sus países y en el mundo. En
estas condiciones, después del 11 de septiembre el Presidente Bush, creó las
condiciones para que cualquier acción contra los intereses de Estados Unidos
fuera considerada como terrorista “O están con nosotros
o están con el terrorismo”. Eso hizo que la definición de terrorismo se
hiciera difusa, lo que permitió un uso interesado de la misma por las potencias
occidentales para quienes el solo hecho de disentir de ellas catalogaba a un
movimiento o ciudadano en esta condición, mientras que quienes se pusieran a su
lado adquirían patente de corso para todas sus tropelías al margen del derecho
internacional.
Así
por ejemplo, Estados Unidos calificó a Al Qaeda como organización de liberación
cuando luchaba contra la Unión Soviética en Afganistán en los años 80 y 90 del
siglo XX. Pasó a ser terrorista después del 11 de septiembre de 2001 y
nuevamente “luchadora
por la libertad y la democracia” en Libia en 2011 y más recientemente en
Siria, justificando de esa manera su armamento y financiamiento
Esto nos lleva a analizar en perspectiva histórica la
acción terrorista realizada recientemente en la ciudad de Boston, Massachusetts
en contra de un evento deportivo en el que participaban atletas de todo el
mundo. En este sentido, el investigador mexicano John Saxe-Fernández expone la
gran vulnerabilidad interna de Estados Unidos, considerando que hay más de 400
grupos paramilitares estadounidenses identificados como terroristas por el FBI.
Otro analista mexicano, José Vilchis Guerrero señaló en un artículo publicado en
septiembre de 2001 con el título de “Con el enemigo en casa” que “No cabe duda
que existen varios implantes en los centros de inteligencia y seguridad
nacional de Estados Unidos que colaboran con terroristas y que los asistieron
para decodificar señales que son clasificadas como top secret”.
Todo lo anterior genera dudas respecto de la
actuación contradictoria del gobierno de Estados Unidos frente al terrorismo.
Mientras desata una cinematográfica cacería humana para atrapar a los autores
del atentado en Boston, avala con su silencio cómplice las acciones terroristas
que la derecha venezolana realizó en los días posteriores a las elecciones
presidenciales del 14 de abril y que causaron la muerte de 8 ciudadanos,
incluyendo un niño e importantes pérdidas a la infraestructura hospitalaria y
de distribución de alimentos del país.
Como va siendo habitual, el payaso que desde
la Casa Blanca de Washington se encarga de administrar el terror en el mundo,
-con una hipocresía incorporada a su personalidad- derrama lágrimas en los
frecuentes funerales de niños masacrados en las escuelas de Estados Unidos por
la violencia absurda incitada por los medios de comunicación que promueven la
muerte como negocio de los grandes productores de armas. Sin embargo, no siente
la menor angustia cuando da la orden para que aviones sin piloto ataquen
inermes poblaciones en Pakistán y otros países en los que una y otra vez
pierden la vida niños inocentes.
Así, al mismo tiempo que asistía a un
servicio religioso en la catedral de Santa Cruz en Boston, permanecía impasible
ante la barbarie que sus hordas asesinas desataban en Venezuela. No reconocer
al presidente Maduro bastaba para que los salvajes se sintieran protegidos en
sus andanzas. Hoy, debemos tomar sus palabras ante los fallecidos de Boston y
-aunque parezca increíble hacerlas nuestras en Venezuela “Si ellos buscaron
intimidarnos, aterrorizarnos, sacudir de nosotros los valores…ahora debe estar
claro que se equivocaron de ciudad”. También podemos decir al igual que
Obama que “Este es
el mensaje que enviamos a quienes llevaron a cabo esto y quien quiera hacer
daño a nuestra gente: Sí, vamos a encontrarlos, y sí, van a enfrentar la
justicia. Los vamos a encontrar, vamos a llamarlos a rendir cuentas”.
No hay terroristas buenos y malos que se
caractericen de esa manera de acuerdo al amo que sirvan. El terrorismo es una
lacra que debe ser perseguida en todas sus manifestaciones y dimensiones. Las
acciones militares y policiales en Boston ya han sembrado la duda respecto de
quién pueda estar detrás de esas operaciones.
El ex funcionario del
FBI Sibel Edmonds comentó que “Después de la
captura del segundo sospechoso -Dzhojar Tsarnáev- solo surgirán más preguntas
sin respuesta, en una investigación plagada de incoherencias y falsedades”,
Según Edmonds, esta historia se desenvolverá en un escenario similar al de la
muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, donde las versiones sobre su
muerte cambiaban día tras día. “Van a cambiar la
historia, van a lanzar tanta confusión, contradicciones y datos contradictorios
que nadie va a entender qué es lo que realmente ocurrió, sobre todo si el
segundo sospechoso muere”, señaló.
Ante los intentos de
vincular a los hermanos chechenos con redes terroristas, el ex miembro del FBI
dijo que,“desde
mediados de los años 90, Washington directamente o a través de Turquía ha
estado armando, formando, gestionando, orquestando no solo a los chechenos,
sino también a otras facciones de la región de Asia Central y el Cáucaso”.
Así que, “en
realidad estamos en medio del negocio de embalaje de terroristas y provocando
el terrorismo en esa región, tal como lo hemos hecho durante las últimas
décadas en Oriente Medio”, consideró.
Por su parte, el líder
de la República de Chechenia en Rusia, Ramzán Kadírov, dijo que los hermanos
Tsarnáev, crecieron y se formaron en Estados Unidos, no en Chechenia. Afirmó
que “Cualquier
intento de trazar algún vínculo entre Chechenia y los Tsarnáev, si son
encontrados culpables, será en vano. Ellos crecieron en América, sus opiniones
y convicciones se formaron allí. La raíz del mal hay que buscarla en América”,
dijo Kadírov en la red social Instagram.
Kadírov, aseguró que “el terrorismo debe
ser combatido en todo el mundo: eso lo sabemos mejor que nadie”. “Hoy, según los
medios, durante un intento de detención fue abatido un tal Tsarnáev. Hubiera
sido lógico que lo hubieran apresado y efectuado una investigación para
esclarecer todas las circunstancias y determinar su grado de culpabilidad”,dijo.
En cambio, añadió, “parece
que los servicios secretos necesitaban lograr resultados por todos los medios
para aplacar a la sociedad”
sergioro07@hotmail.com
Publicación
Barómetro 29-04-13 Los
contenidos de los análisis publicados por Barómetro Internacional, son
responsabilidad de los autores
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